Hola buenos días.
Cuando una tiene un hijo o hija con un problema, sea el que sea, desde uno de salud, de alimentación, o de aprendizaje, se hace una auténtica experta en ello.
Lo sé yo como celiaca y madre de un niño celiaco y lo sabe mi amiga Iranzu, cuyo hijo menor Miguel, que es uno de los mejores amigos de mi hijo mayor, tiene dislexia.
Es normal que cuando a uno no le afecta una enfermedad o un problema, lo desconozca. Eso sí, la ignorancia es muy atrevida y las personas muchas veces tendemos a verter nuestras opiniones sobre tal o cual tema como si fuésemos expertos en ello, cuando en realidad no tenemos ni idea y metemos la pata hasta el fondo. Sé de lo que hablo porque a raíz de nuestra celiaquía, me he encontrado con situaciones complicadas porque todo el mundo opinaba de ella y además sentaban cátedra. En fin, la vida misma.
Pues con la dislexia pasa lo mismo. Antes de que nos tocase de cerca por este amigo de mi hijo, yo creía que era confundir derecha e izquierda; cambiar el orden de algunas letras, etc... Pero nada más lejos de la realidad. La dislexia es una dificultad del aprendizaje que afecta de muy distintas maneras a muchos, pero muchos niños. Niños que en general además son muy, muy inteligentes pero simplemente, tienen una manera diferente de aprender.
Lo más triste de todo es que nuestro sistema educativo, no les pone a estos niños y a sus padres precisamente las cosas fáciles. Los docentes apenas saben de ello. Es lamentable que en la carrera, bueno creo que ahora se llama grado, de Magisterio, no existan asignaturas para los futuros profesores, donde se les hable de dislexia, de TDH y de muchas más dificultades con las que se van a encontrar en su labor profesional; es penoso que cuando hay profesores dispuestos a ayudar y entender a estos niños, el sistema y los recortes hagan que sea todo muy complicado.
Con todo ello y para concienciar a todo el mundo, la "Asociación Navarra de Dislexia" de la que mi amiga Iranzu es fundadora y actual presidenta, organizó el pasado sábado un torneo benéfico de padel en el club deportivo "Dale Padel" con la intención de que los "padeleros" como mi marido disfrutasen; todos aprendiésemos más sobre esta dificultad de aprendizaje y a la vez, poder recaudar fondos para poder acceder a tener mejores medios para ayudar a estos niños que, no somos conscientes de lo muchísimo que pueden llegar a sufrir.
Yo quise aportar mi granito de arena a la causa haciendo lo mejor que sé hacer: una tarta. Y en este caso que mejor que hacer tarta en forma de raqueta de padel. La forma no era exactamente como son las raquetas de padel, lo sé, porque el mango es mucho más estrecho. Pero como la idea era que por cada trocito de tarta se recaudase dinero, quise que saliesen cuantas más raciones mejor.
La tarta la hice con dos bizcochos: uno redondo y otro alargado con el que hice el mango. Ambos eran de vainilla y chocolate blanco rellenos de swiss merengue buttercream de caramelo y nutella y forrado de ganaché de chocolate blanco.
Gracias a todos los organizadores por dejarme colaborar y sobre todo, un enorme beso y todo mi cariño a todos esos niños y niñas, padres y madres para los que del día a día del colegio, de las tareas, de aprender las tablas de multiplicar, los climas o los ríos de nuestro país puede llegar a ser absolutamente agotador.
Un besote y hasta el próximo día.
Helena